Friday, April 27, 2012



“Invierno”

-Me gusta escuchar la lluvia en la noche, me gusta esa cosquilla en mis oídos.‑ Y si es así, ¿Por qué no te gusta el frío?- Porque el frío es desatento y un malnacido. Un resentido que nació de la envidia que sentía el invierno de la primavera y del verano.-Pero el calor es espeso y viscoso.- Espesa es tu mirada cuando juzga, cuando desaprueba. Espesa y viscosa es la pesadumbre de una mañana invernal, ese desapego forzado de la cama. Ahí si existe algo denso. No me digas que es espeso. Tú no sabes lo que es espeso. Anda y juega con tu cristal de frío, con sus púas a ver si son más livianas y más fluidas.- … No estemos así.- Así cómo.- Sara no estemos así, como un nido lejos de la tierra, distantes, si sabemos que somos parte de lo mismo.- De qué mismo.- ¿Ya no existe mismo entonces?.... ¿ya no?..... ¿No hay nada más?- Tal vez un vacío. Tal vez tú puedas llenarlo con tu untuosidad cansada.- Sara que filuda tu actitud. Baja la guardia, yo ya cedí.- ¿Ceder?.. Ojalá fuera de noche y estuviera sumergida en esos cánticos naturales e invisibles que me regaló anoche la vida, lo único lindo de este invierno, lo único lindo de todos los inviernos…. ¿No harás ningún comentario ahora? Defiéndete, o al igual que el hielo al ver un rayo de sol te desvaneces y buscas escondite.- Eres hiriente. No te pareces a lo suave de la primavera, deberías aprender de ella ya que tanto predicas.- Ahora la defiendes. Que ambiguo y débil eres. Amarillo, un vano cliché otoñal. Tu viento te apuñala por la espalda.- Todo es un ciclo Sara. Por muy sofocante que sea el calor del verano, igual me gusta, porque hace que tu sonrisa de la primavera crezca y se potencie aún más, y tú piel reluce más que nunca… ¿Quien es la que calla ahora? Pero no te preocupes, no discutamos más, mañana voy al homecenter a comprar la estufa.


21-junio-2011 

Sunday, April 8, 2012


En mi cuello manos opresoras
coronilla punzante
frente filuda
fluidos líquidos raudamente
labios imantados por la gravedad. No me importa.
Ojos grandes diminutos rasgados aplanados.


Esto hay que terminarlo.


Egoísmo. Pudor cobardía.


No teníai una maquina de escribir hueón? Tenía hueón..


Mezclas de grasa resentidas
de cebo arrepentido. Iracundo


Deja de apestar humanidad tan humana.


Smog adhesivo
saliva nauseabunda.


Por eso mejor no salgo.


















Me pierdo en esta hoja mis ojos se pegotean en cada enfoque. Se despegan lentamente los glóbulos oculares, uno a uno. Veo su color blanco amarillento y venoso por el esfuezo. Quien sabe si llorosos por lo que ven o vidriosos por lo que no quieren ver.
Mi cabeza es sostenida por una mano. Dedos largos nudosos, secos agrietados y fuertes. Se quiebra la calavera y lo verde se escurre. Cerebro reventado neuronas trituradas mutiladas, absorbidas por la asquerosa realidad.
Ahora a mi esqueleto, mi cuerpo se le hace estrecho. Mis huesos se atoran igual que mis palabras en la atmósfera conocida como aire, mis huesos quieren romper las fibras, atravesar músculos, probar de lo asqueroso para huir de ello. Dejar el envase, el pellejo.


Fue a dejar a la niña. No está.


Bienvenido donde mi lío.


Con los cachetitos rojos.


Botagatos ¿qué haces con ellos?


Comecuerpos.


A mí déjenme. 


Vertical. Horizontal. Oeste este aqui allá. Allá. Al-lá.


Te hace pensar. Mentira. No existe. No puedo recordar.


Las piernas se me quedaron abajo de la mente. No hay escaleras.


Unas como dos o tres risas en las margaritas de los costados.


Más lento.


Para su muerte triste majestad triste humanidad, idólatra ilusa.


De nuevo esas risas escondidas en las margaritas.


Esta wea es la zona de la muerte.


Me falla la motricidad. Se acumula en la médula y ahí permanecerá hasta solidificarse y ser un obstáculo más. 
Se me ha vuelto a encorvar la espalda, se acuchara con frecuencia ultimamente, tal vez porque el encéfalo quiere correr. 
Que miedo mis palabras y que miedo decirlas.
Que miedo mis palabras y que miedo decodificarlas.


Aire envenenado, sucio desagüe de mentiras. Para de alabar maldito hipócrita!
Rendición violácea curvas celestes caricias de sueños suaves como leche.
Cerca aquí. Nunca. No sé.
En cada lugar.


Ya no puedo explicar nada. 
He estado mirando esto por mucho tiempo y aún no me doi cuenta de lo que es.
Con esfuerzo logro traer a mi memoria los instantes de hace unas horas.
Escucho por el momento, por el segundo. Escucho por el segundo carpediemando.


Una hora = una hora llena de sesenta minutos
Será una hora muy vacía.





Sunday, March 18, 2012


“se llora”

Se llora
Se llora por la vida,
Por ese no cumplimiento
Se llora por ese ¿Otra vez?
Se llora por no poder llorar a rienda suelta
Y quedarse en ese escondite
En esos sueños ermitaños,
En esa realidad nefasta de lágrimas escondidas.
Las que quedan en mis pestañas a punto de caer,
Pero petrificadas por el miedo.
Igual que yo.
Igual que mi vergonzosa persona.

Que envidia siento del cielo.
Que envidia siento de ti que lloras con rabia.
Con toda tu emoción…
Y así vives en plenitud la vida.

Ya no quiero nutrirme de sueños silenciosos
Que aflojen la verdadera realidad
Que no dejan salir mis lágrimas.

Ese bulto en mi pecho llega hasta mi garganta
Y no se convierte en lágrimas
Ni en sudor.
Sólo en ese olor putrefacto de llanto escondido.

Por eso quiero llorar.
Por eso llora el cielo.
Por eso lloro.
Y por eso se llora.




18-junio-2011

Saturday, March 17, 2012


En la mañana

Cuando llegan, sigilosamente se van acercando. De a uno. La más astuta empuja la puerta que se encuentra junta por el miedo a los terremotos, y sus delicados pasos son casi imperceptibles. Ya no está tan delgada ni joven, pero sigue siendo hermosa y desbordando majestuosidad. Sin vacilar, de un salto seguro sube a la cama donde yo aún duermo. Este es un ritual que adoro aunque percibo la mitad de manera inconsciente, y conozco tanto a esa felina que sé cómo se comporta frente a las más diversas situaciones.
 Ya en mi lecho, comienza una divertida danza con sus patas sin mover su torso por un largo rato, generalmente ahí es cuando despierto y escucho un suave ronroneo característico, “Ah es la Canela”. Luego se recuesta. Me gusta cuando lo hace cerca de mi pecho. Que rico ese gatuno calor matutino.
 Un poco después entra el Clemente, claro él es más audaz y pasa casi corriendo, ya de partida resoplando por la nariz. Sin ningún cuidado.  Me lo imagino desplazándose rápidamente por la habitación con su panza colorina meneándose de lado a lado. Se va al colchón que se encuentra debajo de mi cama y hace su bailecito con un ronroneo irregular y muy fuerte, a veces le  salen unos silbidos. No puedo evitar reírme.

 A veces mi mamá me cuenta que cuando la puerta de mi pieza está cerrada, la Canela se queda esperando afuera, mirando la manilla. El Clemente no, se va a buscar otro lugar donde vegetar. Como quiero a esos gatos, sus pelos completan partes de mis partes. Ojalá nunca dejasen de existir sus colas movedizas y sus agudos maullidos.
















2011


¿Qué? ¿Qué el celeste no es etéreo?
Entonces Dios bajó del cielo, con su caminar pausado, su ilustre bastón quebrajado por los trastes de la infinita eternidad y desplazándose con una plácida paciencia capaz de de volver loco al santiaguino más relajado.
El hereje, intrépido y lánguido como lagartija, tenía la faz blanca y yacía  lívido en el suelo de azufre. Las fumarolas daban un aspecto fantástico sacado de una historieta o de la peor pesadilla del papa. Dios movió al hombre con su bastón. Salió vapor.  Se oyeron las súplicas de perdón. No pasó nada. El divino estaba inquieto,  su trabajo se tornó una interrogante ¿cómo otorgarte perdón? Hoy me juzgan a mí. No bajé por ti la verdad. Todos pueden enamorarse, a mi no se me está permitido.
La Maldición del supremo se ponía en evidencia y repentinamente era reducido  y denigrado por risas demoniacas de unos cuantos entes monstruosos. Subió al mundo común y corriente, miró. Nadie le reconoció. Se lamentó de sentir. Volvió a subir y se sentó a esperar la otra eternidad. Ojalá fuera más dulce.












2011

Thursday, March 8, 2012


Ella



Se fue la loca, la veo como me sonríe desde lejos, desde el cielo. Mi mente tiene cara de niña, de pequeña traviesa con ojos grandes y bonitos. Se va. Se va. Se aplasta. Se muere y se resucita a sí misma.  Sólo flota y succiona  ideas, las funde. Crea estupideces irreales en lo vano y reales en lo abstracto. Difumina el ambiente sin necesidad de psicotrópicos. Se obstaculiza, pero cala en todo. Está adherida en mi cerebro y ha creado en mi cráneo una catacumba de vidas esporádicas. La veo bailar,  jugar conmigo, con mis “pensamientos”. Yo no pienso no imagino ni sueño, es mucho más yo vivo en mi mente y sobrevivo fuera de ella. Líneas puntos letras nada todo. No me sirve lo de acá, me dice. Sólo quiere moverse, habla tanto y no dice nada. Divaga, percibe, olfatea, crea, fantasea, hermosea, odia. Odia.