La verdad me la construyo yo.
Se fue pegando. Todo. Hasta que la sensación cubrió el momento y las partes que en un tiempo fueron segregadas se unieron en una placa de realidad irreal. Que quedó como pantalla en mi mirada.
Mi planificación no funciona, es el caótico flujo de el aire al sazonarlo, la inyección de la anestesia certera.
Y la perfección del tacto acertado, en mi mente, por fin, Jolgorio.
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