Me da tanta pena, pero tengo que hacerlo. Debo obligarlo.
Mi cerebro no se quiere
volver a enrollar. Es hora de que se guarde y que tome su forma canónica.
Cerrado el cráneo, se aprisiona y las ideas se asfixian. Los
pensamientos comprimidos son detestables várices para mi serpiente dormida.
Dopada en mi cabeza.
Es mejor libre. ¡La presión de afuera te quiere adentro Cerebro! A
poner cadenas a mis anhelos otra vez. A adormecer mis sueños pervertidos.
¡Es hora de normalizarse Cerebro! Lo sensato se vuelve sensato y el
cerebro se quema en sus nudos apretados.
¡Es hora de aplastarse Cerebro!
Ahora quizás tenga que sacar un libro o una calculadora. La imaginación
fue fusilada.
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